jueves, 13 de junio de 2013


FUNCIONALISMO ESTADOUNIDENSE 
Psicología

El primer libro de James, el monumental Principios de Psicología (1890), le convirtió en uno de los pensadores más influyentes de su tiempo. El trabajo aplicaba el principio del funcionalismo a la psicología, cambiándola de su lugar tradicional como rama de la filosofía y situándola entre las ciencias basadas en el método experimental.

Durante la siguiente década, James aplicó sus métodos empíricos de investigación a temas religiosos y filosóficos. Exploró cuestiones como la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, el libre albedrío y los valores éticos, empleando como fuente directa la experiencia religiosa y moral humana. Sus puntos de vista sobre estos temas fueron presentados en sus conferencias y en los ensayos publicados en libros como La Voluntad de creer y otros ensayos sobre filosofía popular (1897), La inmortalidad humana (1898) y Las variedades de la experiencia religiosa (1902). El último trabajo es un informe psicológico muy claro sobre algunas experiencias místicas y religiosas.


Pragmatismo
Es un sistema filosófico nacido en los Estados Unidos, la voz del pragmatismo. Proviene de la raíz griega que significa "acto, hecho". El pragmatismo destaca los resultados antes que el método. La primera expresión del pragmatismo creo una atmósfera intelectual en la que no se estudia tanto lo que la persona hace, sino como lo hace.



WILLIAM JAMES 

James defendía que éste es el método empleado por los científicos para definir sus términos y para comprobar sus hipótesis, que, si poseen sentido, llevan a predicciones. Las hipótesis pueden considerarse ciertas si las predicciones se cumplen. Por otro lado, casi todas las teorías metafísicas carecen de sentido, porque no conllevan predicciones comprobables. Las teorías con significado, argumentaba James, son instrumentos para resolver los problemas que se plantean con la experiencia.

En psicología, el funcionalismo es una corriente influida por el pragmatismo americano y el evolucionismo  que se desarrolló a finales del siglo XIX y principios del XX en Estados Unidos. Frente al estructuralismo propuesto por Titchener, el funcionalismo pretendió estudiar la mente para comprender cómo las distintas propiedades y características de ésta facultan al individuo para el desenvolvimiento en su medio. Simplificando, el estructuralismo se preocupó, fundamentalmente, por la estructura de la mente, mientras que el funcionalismo por su función. Como consecuencia del punto de vista evolucionista, según el cual el hombre no presenta diferencias absolutamente insalvables respecto de las otras especies animales, el funcionalismo se preocupó por la investigación de la mente de los animales, y como consecuencia de que la mente interacciona con el entorno merced a la conducta del individuo, el análisis de la conducta también fue tema destacado. William James, James R. Angell, y John Dewey son los funcionalistas más importantes.     
El funcionalismo fue oposición filosófica al estructuralismo predominante en la psicología de finales de siglo XIX. Edward Titchener, el principal estructuralista, dio a la psicología su primera definición como una ciencia del estudio de la experiencia mental, de la conciencia, para ser estudiada por introspección.
William James es considerado el fundador de la Psicología Funcional. Aunque él mismo no se considerase como un funcionalista, porque nunca aceptó que la ciencia se dividiera en escuelas. John Dewey, George H. Mead, Harvey A. Carr, y especialmente James Rowland Angell fueron los principales proponentes del funcionalismo en la Universidad de Chicago. Otro grupo en la Universidad de Columbia, incluidos particularmente James McKeen Cattell, Edward Thorndike, y Robert S. Woodworth, fue también considerado funcionalista, y sus miembros compartieron alguna de las opiniones de los profesores de Chicago. Egon Brunswik representa una versión más reciente y continental de funcionalismo. Los funcionalistas conservan un énfasis acentuado sobre la experiencia consciente.
Los Conductistas también rechazaron el método de introspección pero criticaron el funcionalismo porque no estaba basado en experimentos controlados y sus teorías tenían escasa potencia predictiva. B.F. Skinner fue un señalado promotor del conductismo. El no creía que considerar que la mente afecta a la conducta fuera de importancia. Esto es debido a su enfoque de considerar la conducta simplemente como un aprendizaje, como una respuesta a estímulos externos. Sin embargo, tales conceptos conductistas tienden a negar la capacidad humana para el azar, lo impredecible, la decisión para la acción. Así, el conductismo niega los conceptos funcionalistas que entienden la conducta humana como un proceso activo manejado por el sujeto. Tal vez, una combinación de ambas perspectivas funcionalista y conductista proporcionan a los científicos más valor empírico, pero, incluso así, sigue siendo filosófica y psicológicamente difícil integrar los dos conceptos, sin promover cuestiones acerca de la conducta humana. Por ejemplo, consideremos la relación entre tres elementos: el entorno humano, el sistema nervioso autónomo (nuestro responsable muscular de la agresión o la huida), y el sistema nervioso somático (nuestro control voluntario del músculo). La perspectiva conductista expone una mezcla de ambos tipos de conducta muscular, mientras que la perspectiva funcionalista se enfoca sobre todo en el sistema nervioso autónomo. Se puede argumentar que todos los orígenes comportamentales empiezan en el sistema nervioso, lo que supone un incentivo, para todos los científicos de la conducta humana, para dominar los conocimientos básicos de fisiología, algo muy bien conocido por el fundador del funcionalismo William James.
Funcionalismo Como su nombre lo indica, es una corriente enfocada a la FUNCIÓN de la mente y no tanto a su estructura. Es decir cómo interactuamos como individuos con nuestro entorno y cómo nos desenvolvemos en el medio. Un ejemplo que ilustra esta corriente es la función del corazón. Tácitamente la importancia de este órgano radica en bombear la sangre a todo el cuerpo para que funcione correctamente, no importando así si es de metal o de plástico.

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